domingo, 11 de marzo de 2012

TNF TRANSGRANCANARIA 2012. La vida es como un viaje por la mar: hay días de calma y días de borrasca; lo importante es ser un buen capitán de nuestro barco. J. Benavente







"He tenido una noche absolutamente maravillosa. Pero no ha sido ésta”

Genial frase de Groucho Marx que resume a la perfección la participación propia en la IX TNF Transgrancanaria.
                               
                                            Foto cortesía de Carlos Diaz-Recio

Una vez más, y van dos de manera consecutiva e incluso diría que preocupante, la TNF trangrancanaria de 123Kms se acabó para mi mucho, muchísimo antes de la ansiada y esperada meta en las inmediaciones del auditorio Alfredo Kraus en la playa de Las Canteras, en las Palmas de Gran Canaria.


Ni siquiera mis patitas me llevaron en buena lid hasta Tunte. Me quedé sin presas, sin Aserrador, no pude tocar el emblemático Roque Nublo, ni subir al techo de la isla, ni darme un baño de multitudes en Garañón, ni disfrutar de la mágica entrada en las calles de Teror, …....aunque mira tú, si que pude ahorrarme su feo barranco, jejeje......algo es algo.


La insufrible (bien es verdad que para tod@s) pista de Ayagaures y sus casi 27kms de trantran, no siendo un habitual de los que pisan alquitrán, a 4'15 el millar, acabó por fulminar mis expectativas en la prueba.


No andaba uno para esos trotes pisteros a ritmos asfalteros, y si bien el tramo de arena desde la Playa del Inglés hasta el Faro de Maspalomas no supuso complicación alguna, una vez abandonado el paseo y habiendo hecho un quiebro en seco al cauce del barranco de los Vicentillos para avanzar por la fea, monótona y larga pista que ascendía ligera y pesadamente en busca de la presa de Ayagaures si que empezó a minar las fuerzas y moral propias, sobre todo a partir del control del Km 20 de carrera.


Pasado ese punto kilométrico ya los isquios iban tiesos y las patitas no estaban traviesas, sino más bien pedían estarse quietas.


Transitaba uno atrancado detrás de un amigo “León” que corría grácil y rápido como una gacela. Él se afanaba en tratar de que yo le siguiera, pero él era de Icod y vino a hacer su carrera, y yo era como un gallego en una escalera. No se sabia si subía o bajaba. Bueno, realmente era evidente que lo que subía era mi fatiga y lo que bajaba era mi rendimiento, además a pasos agigantados.


Como gigante avanzaba la madrugada, engullendo a quienes como yo, no corrían en busca del amanecer en la presa de las Niñas, o algún otro singular paraje de la isla redonda.


Y así estaban las cosas, unas moradas y otras rosas que diría aquel.


Rosas para José Manuel, que se fue de vendimia, no a Icod de los Vinos, pero casi. Y moradas para el gallego que suscribe, que se quedó para la siega de las mieses ,hoz en mano, flaqueza en piernas y desánimo en cuerpo y alma.


Antes de cruzar la presa de Ayagaures y recibir el aliento de la muchedumbre, con algún “vamos Chelis”, que ya es costumbre, una cancioncita resonaba en mis oídos: “Palmero sube a la Palma y dile a la palmerita que se asome a la ventana, que su amor la solicita. Las campanas de Las Nieves suenan con mucha dulzura que les sirvío de crisol un molde de carajacas y a beber vino que pa'l pino me voy. Me voy en coche, si me dejan la cojo bien esta noche”


Y tal vez por la canción o porque estaba de suceder, como surgido de la nada, un palmero apareció en la madrugada. Era José Israel del Trecus, que siguío al golpito en busca de Tunte, mientras era servidor el que se subía a la palma esa de la caraja donde a falta de palmerita asomada, amor, dulzura y vino, lo que encontré fue una degollada, dolor, amargura y desatino.


El galope tendido de brioso corcel anterior se convirtió en trote de mula cansada en la búsqueda de la anticipada retirada, en San Bartolomé de Tirajana, Aunque uno sentiase en aquellos momentos de difícil digestión como un caballito de cartón. Ni andante, ni galopante, ni trotón.


Galopantes, trotones y andantes pasaban incesantemente corredores propios y extraños. Entre los propios, gentes cercanas que mostraban sorpresa al ver el panorama. Más aún, si al mirar con quien vagaba por esas montañas en las fauces de la madrugada, veían a mi lado a un purasangre vasco y Leal, acostumbrado siempre a tener la carrera ganada.


Caprichoso el destino es, indudablemente pues.


Las Presas, El Aserrador, El Roque Nublo, El Pico de Las Nieves, Garañón, Teror, Tenoya y Las Canteras...... era evidente que testigos de nuestro paso no iban a ser en esta ocasión.


Hacia Tunte se dirigían nuestros andares, lastrados sobremanera con nuestras miserias. Y precisamente allí termino nuestra corta aventura en esta TNF Trangrancanaria 2012.


Unos huesitos y calditos después de la estancia en la acogedora carpa de la plaza de Tunte, 5 “fracasados”, entre los que me encontraba, subimos a un coche de alquiler que conducia la mujer de un buen amigo palmero, que tampoco eligió la mejor noche para completar su carrera, y con el sambenito entrecomillado sobre nuestras cabezas, negociamos curvas sin 3ª, en busca de nuestros retiros espirituales en Las Palmas de Gran Canaria.


Unas conversaciones de lo más profundas, tales como si era más grande Tenerife, o Fuerteventura, si con marea baja lo era Lanzarote.....fueron amenizando nuestro viaje a la capital canariona, lugar al que llegaríamos rompiendo el día.


Después de una quíntuple despedida, cada gallo (venidos a menos en esta ocasión, todo hay que decirlo) se fue a su corral, mientras otros eran los que cantaban allá por el Roque Nublo y el Pico de las Nieves.


Afortunadamente el cacareo de algunos amigos si que pudimos disfrutarlo en la meta con su entrada triunfal en ella.


Unos con más brillo, otros con más sufrimiento, pero todos con el pecho hinchado de satisfacción por finalizar la IX TNF Transgrancanaria.


Para no mezclar penas propias con alegrías afines, esas merecidas referencias a las bravísimas carreras de tanta buena gente cercana y querida, tendrán cabida en una nueva entrada en este blog, para no desvirtuar los méritos contraídos por todos ellos.


Asimismo la entrañable gente que tuve la suerte de conocer en esta edición de la prueba con arraigo en España y Europa, también será referenciada adecuadamente en la misma entrada donde se alaben las prestaciones, fuerza de voluntad y determinación de los que vencieron en esta batalla contra si mismos.


Por acabar con el derrotado mayor del reino, que no es otro que uno mismo, diremos que no hay excusa ni justificación en el pobre rendimiento ofrecido. Simple y llanamente las piernas no iban y las fuerzas no estaban donde tenían que estar.


Un cero patatero en mi debe por esa falta de competitividad y un 10 en mi haber, por ser consecuente con uno mismo y cumplir a rajatabla la máxima que siempre me acompaña en cada carrera. Y no es otra, que la de que si seguir me va a aportar menos que retirarme, no tiene sentido continuar.


Nunca me he arrepentido de un abandono (y ya van unos cuantos, no llegan los dedos de una mano para contarlos) porque siempre lo he hecho libre y meditadamente, no teniendo ningún cargo de conciencia por ello, a pesar de que entiendo que esa manera tan particular de afrontar las “dificultades” en competición, no es la más extendida entre la mayoría.


Busco disfrutar con lo que hago y entiendo como normal que realizar pruebas de ultrafondo lleva implicito una serie de dificultades con las que hay que convivir, porque con el paso de las horas, de los Kms y de los desniveles, poc@s se libran del dolor, de un momento malo, de una pájara, de la fatiga...etc...etc....etc....pero puedo sufrir y correr, lo que acaba conmigo es no poder correr.


Me gustan las carreras, porque se trata de correr. Bien es verdad, que en muchas subidas se camina-corre, o sólo se camina, dependiendo del equilibrio entre las fuerzas y el desnivel-distancia de las mismas, pero en el resto se corre. Si por una causa o por otra no puedo correr, me replanteo si merece la pena seguir en carrera, y casi siempre a mi no me salen las cuentas para continuar.


Sorprendentemente he acabado pruebas en las que me tocó caminar más de lo esperado y no las llegué a disfrutar. (GRP 2011, sin ir más lejos. Donde para completar los 160Kms del recorrido, me comí con patatas más de 70 andando, por la razón que fuera, que no viene al caso). Otras muchas carreras donde abandoné antes de tiempo las he disfrutado mucho más, dentro de la decepción que supone no conseguir el mínimo objetivo de una prueba, como es el terminarla.


En fin, no se pretende aquí que nadie aplauda esta actitud, ni que suene aquello de “Qué bien machote! Qué consecuente eres contigo mismo!” (aunque también podrías de vez en cuando serlo con los demás, y llegar hasta donde otros llegan)


Afortunadamente no escribo para que nadie reflexione por mi. Y hablando de reflexiones, en el día de hoy me me quedo con estas dos:


Una de Alejandro Casona” Más vale sembrar una cosecha nueva, que llorar por la que se perdió”


Y la otra de Abraham Lincoln: “ No le temas al fracaso, que no te hará más débil, sino más fuerte”


Volveremos con más fuerza, si cabe, a la X TNF Transgrancanaria, aunque con la misma mentalidad.