domingo, 6 de noviembre de 2011

HOKA ONE ONE MAFATE. Bis repetita placent


Bueno, las cosas a base de repetirlas acaban gustando, y las Mafate no iban a ser menos.
Gustan y mucho al equipo de probadores de este, modesto, desordenado y casi olvidado, blog, que para que no haya disparidad de opiniones y criterios está formado por una única persona, que viene a ser uno mismo, aunque tiene como más empaque venderse como un equipo.
Pues unimismando diremos que nos gustan mucho las zapatillas de marras, y a esa conclusión definitiva hemos llegado después de los primeros kilómetros con ellas por la parte más granítica de La Pedriza del Manzanares, recogida en el anterior test, donde las Hoka salieron airosas.
Conclusión reforzada tras los segundos kilómetros hechos también en La Pedriza, aunque en esa ocasión en la parte menos granítica, el recorrido del Cross de Tres Refugios, donde cumplieron con nota, a pesar de la lipotimia sufrida por su portador y las correspondientes pájaras de sus compañeros de entreno en aquel ya histórico 12 de octubre.



Aquí la crónica:


Lipotímico entreno el de la matinal de hoy, festividad del 12 de octubre, en la parte menos granítica de La Pedriza del Manzanares.


A las 09:30h AM en el aparcamiento exterior de entrada a La Pedri, aparecieron unas HOKA mafate y el pollo que las calzaba con el retraso ya habitual. Allí estaban Cecilio Pérez, Raúl Frechilla y David González para formar un cuarteto que pintaba bien.


Aunque unos y otros empezamos con la cantinela de que, si estoy cansado, si no se si aguantaré, yo lo intento, pero no prometo nada. Dada la coyuntura y no estando claro del todo el recorrido, como el tiempo se nos echaba encima y había que tirar para algún lado, Messie Frechilla se puso delante y el trío restante en fila india detrás.


Subimos por sendero hasta el Collado de Quebranta herraduras y una vez allí, también por sendero hasta Canto Cochino. Luego subida dirección Collado Cabrón, pero antes de llegar desvío a la Charca Verde y desde allí a remontar el río Manzanares hasta Bola del Mundo siguiendo el recorrido del Cross de 3 refugios.


Bajo una solana de justicia, por encima de los 30ºC, en la subida el único que mantenía el tipo era el palentino, yendo el de las HOKA inmediatamente detrás con una empanada importante, haciendo la goma, ahora sí, otrora también. El Ceci y Kupricka iban a su bola como si la cosa no fuera con ellos.


Penando más y penando menos, dependiendo del caso, llegamos hasta el Puente de Los Manchegos y sólo restaba la parte superior del Manzanares hasta su nacimiento en el Ventisquero de La Condesa, y más después, la dura subida final a la Bola del Mundo. Una vez metidos en los pastizales previos al nacimiento del río, en esta ocasión más secos que nunca, el amigo de las one one no daba una y ya no era la goma lo que hacía, era el borrador. Y como tal, se había borrado de la estela de los compis de entreno y vagaba praderas arriba a unos cientos de metros de distancia.


Ceci, Kupricka y Raúl como gente solidaria que son tuvieron a bien esperarme antes de la dura subida final. El rictus propio era de un agotamiento y caraja suprema, aunque las caras del resto del cuarteto también eran para ver. Con todo y eso, conseguimos subir hasta cerca de Bola, donde el sendero enlaza con el camino a la Maliciosa. Ellos llegaron antes que el pollastre y sus Mafate, así que nueva espera y visto el panorama, en el que más que trailrunners parecíamos figurantes de cera, en lugar de subir a Bola, decidimos bajar hacía el collado del Pluviómetro, prescindiendo de la siempre apetecible subida a la Maliciosa.


En esas que nos quitamos las peanas, pasando a ser almas en pena y tiramos para abajo, al poco dándonos de bruces con una leyenda de las carreras de montaña y demás hierbas madrileña, ideólogo y fundador del Tierra Trágame, pionero en un sinfín de actividades relacionadas con el correr en cualquier parte del mundo y sobre cualquier terreno y distancia, el mito Miguel Caselles, que subía corriendo a Bola.

Todo un lujo los minutos compartidos con él, donde intercambiamos unos abrazos y la siempre enriquecedora conversación del amigo maratonauta, que sigue igual que siempre como autentico manantial de inquietudes. Todo un maestro y un crack!

Después del subidón con el efecto Caselles, llegamos al collado y en fila de a uno, con las HOKA abriendo camino, hala para abajo en busca de nuevo del río Manzanares y del Puente de Los Manchegos. En ese tramo, era un poema ver las caritas del personal, ya que íbamos todos con una galbana considerable y sin gota de agua. Todo porque Frechilla llevaba un solo bidón, Ceci y David llevaban 2, pero todos se los habían ventilado. El que suscribe, en formato ahorro, no portaba líquido elemento alguno, llevando sólo su mini riñonera Raidlight sin sus minibidones de serie.

De esa suerte, el cuarteto estaba deshidratado y con evidentes y alarmantes síntomas de apajaramiento. Unos porque se habían trincado todo su agua y otro porque no había bebido nada.

Desde el puente de los Manchegos, uno que había cogido algo de oxígeno en la bajada planteó la opción de subir el tramo de pista hasta el Collado de Pastores y luego enlazar con la Cuerda de Porrones para desde allí bajar a los coches.

Al trío acompañante parecioles bien, así que remontamos 1 Km. de pista y por un sendero en la primera curva de bajada, esquivando ramas y árboles caídos de una reciente tala de limpieza en el bosque de pinos, aparecimos en algo más de un rato en el sendero de la Cuerda de Porrones. Que de tal nombre, bien nos hubiera venido que algún porrón hubiese, aunque de vino fuera para meter algo de líquido al cuerpo.

Hubo una paradita técnica para agruparnos y antes de emprender la bajada, en esto que nos quedamos todos ojipláticos al creer percibir un poco más abajo, por el lugar que debíamos de iniciar el descenso, una figura femenina de sensual silueta en ropa interior. Más concretamente con un sujetador negro. Nos frotamos los ojos y nos miramos los cuatro creyendo estar viendo un espejismo, fruto, tal vez de la falta de hidratación.

Antes de que saliéramos de nuestro asombro, de repente emergió una figura menos estilizada, algo más cuadrada, tirando a redonda quizás, detrás de la ninfa inicial, que resultó ser un macho ibérico. En cuanto estuvieron a pocos metros, comprobamos que no eran una aparición, sino seres reales, e incluso conocidos.

Nada menos que Rubén, el Lince de Mataelpino y su chica.

Estaba claro que era la mañana de los encuentros.


Después de una disparatada conversación que duró unos buenos minutos, los 4 espectros emprendimos nuestro camino en busca de llegar a los coches lo antes posible, y Rubén y su chica hacían lo propio bajando hacía Mataelpino donde les esperaba un partido de squash.

Tanta parada no debía de ser buena, sobre todo si era a pleno sol, y vive Dios que no lo fue. Si bajando de Bola éramos almas en pena, hasta esa parada espectros, ahora faltaba poco para llegar a hologramas. Pero, como debíamos de volver a nuestros hogares, no nos quedó otra que zapatear lo que pudiéramos para llegar al aparcamiento exterior de La Pedriza.

Bajamos, bajamos y bajamos, hasta que en un punto David se puso en cabeza, Frechila detrás, luego uno mismo, y cerrando el cuarteto de la muerte, que iba ídem, Ceci.

Faltando poco para llegar a Quebranta herraduras las HOKA, debido al cansancio de su portador iban levantando cada vez menos del suelo en cada zancada. Tanto fue así, que en una zona algo técnica, en el vuelo a ras de suelo, una de las one one se topó de frente con una raíz, y ZAS, entonces el vuelo pasó de rasante a acrobático, por suerte sin tirabuzón, pero con una caída de bruces contra el duro suelo.

La parada del golpe fue con el antebrazo derecho y la mano izquierda. Uno estaba en un punto tal de fatiga, que no se acababa de levantar del suelo. No, hasta que Ceci tendió una de sus manos para devolverme a la posición vertical. Fue justo en ese momento, cuando repasaba los daños de la caída, cuando diome un considerable mareo y si no me sujeta Cecilio, hubiera vuelto a la lona como el boxeador noqueado que era en aquel momento.

Después de unos minutos de angustia, el vahído pareció desvanecerse, aunque el mal quedaba en el cuerpo, con una sensación de vacío y mareo considerable.

Había que seguir y a ello nos pusimos, uno sin poder correr, como un pato mareado y Raúl y Ceci corriendo y esperando. A David, ya no le vimos el pelo hasta los coches.

Más mal que bien, y siempre bajo la atenta mirada del dúo de acompañantes, metidos a enfermeros en esta ocasión, finalmente llegamos al aparcamiento.

Cecilio no podía quedarse, porque con el apajaramiento general, la caída y posterior mareo, el tiempo se nos había disparado y la mañana se había esfumado.

Raúl, David, mis HOKA y yo mismo, decidimos quedar en Manzanares El Real para tomar unas cervecitas de despedida, aunque igual a alguno tendrían que darle suero.

Subí al coche, y antes de aparcar en el pueblo, me fui a la gasolinera, compre un Powerade y una coca-cola Zero para hidratarme lo antes posible.

Bueno, pues tan mal estaba, que una vez pagada la bebida cuando me dispuse a volver al automóvil, tuve que sentarme en el suelo, porque me desvanecía. Volvió la sensación de mareo y si no me hubiera dado prisa en tomar asiento, posiblemente me hubiera caído al suelo.

Bebí el Powerade de dos sorbos y luego la coca cola de 4 ò 5. Y tuve que estar cerca de 10’, porque la sensación de malestar no mitigaba.

Al poco sonó el móvil y era Raúl, que estaba preocupado junto a David, porque estaban donde habíamos quedado y uno allí no figuraba.

Le conté lo sucedido, y una vez mejor allí nos encontramos.

Una vez sentado en el bar, bebí de nuevo coca cola, esta vez con todos sus azúcares, y seguía con sensación de malestar.

Luego caí en la cuenta que la noche anterior había cenado poco, que tampoco había desayunado en condiciones y que durante 4h30 y bajo un sol de justicia no había ingerido líquido alguno. Ah! También que llevaba dos días sin ir al baño a hacer aguas mayores.

En esas me vino de repente un apretón. Fui al baño y debí estar tanto tiempo, que se acerco el bueno de Raúl a ver si todo iba bien.

Al rato salí más ligero y menos mareado, apuré la coca cola y sintiéndome mucho mejor, nos despedimos y emprendí la vuelta a casa.

Al final, todo quedó en una anécdota, y es que aquel 12 de octubre lo mismo no era un buen día para correr para el susodicho uno mismo.

Por cierto, tratando de ser justo, y aunque quizás debiera hacerlo, no hablé en su momento del comportamiento de las HOKA one one Matafe, ya que después de tan fallido entreno, seguramente no hubiera sido todo lo objetivo que debiera.

Bueno y los terceros kilómetros una vez más, tal cual habían sido los dos anteriores, también fueron concluyentes en manifestarnos abierta y libremente a favor de estas HOKA ONE ONE MAFATE.

En esta última salida con ellas en un entreno atípico, ya que la primera parte del entreno se hizo con unas VFF (Vibram Five fingers) en los pies y las HOKA en la mochila Raidlight Endurance, aprox. 7Kms todos ellos de subida, ya que salimos del aparcamiento de las Dehesas, subimos por La Calzada romana al Puerto de Fuenfria, luego por el camino Smichd hasta el puerto de Navacerrada.

Fue en el puerto, cuando los pinreles pasaron de 0 a 100, en amortiguación, en apenas unos segundos y la segunda parte del entreno. Aprox. 15Kms si que fueron con las protagonistas de esta entrada, las ONE ONE MAFATE.

Nos gustan. Nos convencen. Claro que también nos gustan las VFF, por lo que no os dejéis llevar por el entusiasmo, o sí. Vosotros mismos!

A ver conclusiones rápidas y concretas.
FOTOS PRUEBA HOKA MAFATE-VIBRAN FIVE FINGERS

Teniendo en cuenta que esta par de HOKA nos salió gratis, gracias a la generosidad de los amigos de Ranning, podemos decir que nos las hubiésemos comprado, y vamos más allá asegurando que cuando estas se gasten, nos compraremos otro par de ellas.
A favor:
-Comodidad.
-Ligereza. (370grs en talla 10 UK)
-Adherencia.
En Contra:
-Precio. (Sobre 145,00 euros en España)
-Flexión lateral. (Realmente no es tanta como parece, aunque la sensación)
-Fragilidad de suela y entresuela para uso por zonas técnicas.
-Imposibilidad de utilizar plantillas ortopédicas.

A modo de resumen, desde el equipo probador de este espacio no nos atrevemos a aconsejar o desaconsejar su adquisición y uso. Eso ya debe de ser una cuestión de cada uno.
Bien es verdad que por la fragilidad de su suela no parece que vayan a tener una larga vida útil si pensamos meterlas en muchos berenjenales de piedras, raíces, montes bajos, malezas y demás embarcadas.
Otra cosa bien distinta es que el uso mayoritario sea por senderos de buen firme, pistas y algo de asfalto, terrenos en los cuales el desgaste será mucho menor y la duración inversamente proporcional.
Nosotros las utilizamos para hacer mínimo un entreno semanal, y aunque de momento no nos planteamos usarlas en competición, no descartamos llevarlas como 2ª zapatilla para los kilómetros finales de algún ultra en 2012.
Habrá que estar atentos a los nuevos modelos de HOKA por si han mejorado el tema de la excesiva endeblez de la suela de estas Mafate.