martes, 17 de julio de 2012

ANILLO DE PICOS DE EUROPA. Edición especial crónica inédita.






Crónica inédita escrita en octubre de 2011 para una revista digital de Raidlight,.................. que... ¿nunca vio la luz?....


El infierno de los vivos no es algo que será, hay uno, es aquel que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio. (Marco Polo)


“Los Picos de Europa son un territorio montañoso potencialmente peligroso. Su altitud es modesta, pero poseen un relieve extremadamente agreste, lo que unido a lo imprevisible de su clima hacen que no siempre lleguen a feliz término muchas excursiones”.

Así comenzaba el bueno de Miguel Ángel Adrados su libro PICOS DE EUROPA Ascensiones a las cumbres principales y 20 travesías selectas. Una especie de “Biblia” sobre los Picos, donde aparte de las descripciones de itinerarios incluía sus famosos mapas escala 1:25.000, sin duda los mejores que se han hecho nunca sobre estas peculiares montañas.





¿Potencialmente peligroso? ¿relieve agreste? ¿Clima imprevisible?, ¿excursiones que no llegan a feliz término? Buff! No parecía muy sensato entonces, plantearse la madre de todas las excursiones, por un “infierno” así, como sería la vuelta completa a los tres macizos uniendo todos sus refugios en formato non stop. Vueltecita ella, más conocida como el “Anillo del Vindio” o “Anillo de Picos de Europa”


Bueno, como decía Don Quijote, “entre los extremos de cobarde y temerario, está en medio la valentía”. A lo que añadía: “Las cosas dificultosas se intentan por Dios o por el mundo, o por entrambos dos”

No siendo cobardes ni temerarios, sino más bien osados y amantes de las dificultades, un grupo de 6 deportistas de élite de lo más variopinto (algunos más cercanos a lo variopinto que a lo de élite, todo hay que decirlo) nos reunimos tal día como un 14 de agosto de 2011 en Arenas de Cabrales, con la sana y juiciosa intención de tratar de completar tamaña hazaña.


Sobre la aventura en si misma de aqueste indómito grupo tratará este publirreportaje, intentando no atosigar al personal con millones de datos, toponimias etc. que siempre resultan farragosas y ralentizan la lectura., aunque a fuerza de ser sinceros, el aluvión será considerable no en vano estamos ante una aventura de desmedidas proporciones.

También obviaremos la identidad de los personajes reales que tomaron parte de esta odisea, rebautizándolos como si de criaturas mitológicas de los bosques del noroeste peninsular, se tratase, para que cualquiera de vosotr@s, amig@s lectores, podáis sentiros protagonistas de ella.

Pues sin más dilación, que la de unos pocos e inevitables datos previos, mejor será que entremos en cuestión, antes de que paséis pagina buscando algo más interesante y concreto.


A ver, Los Picos de Europa, con sus tres macizos y todos los complementos de cada uno de ellos, llevan ahí, en sus respectivas ubicaciones, desde tiempos inmemoriales. Los refugios y senderos que hacen de vías de comunicación entre ellos y permiten acceder a valles y cumbres, llevan algunos años menos, pero no tan pocos como para que tengamos que descubrirlos ahora.

Decimos esto, porque posiblemente unos pocos, unos bastantes o, incluso unos muchos montañeros hayan hecho la vuelta circular a los Picos uniendo todos sus refugios. Seguramente no de manera ininterrumpida, sino más bien en varias jornadas pernoctando en según que refugios. Eso es algo que nunca lo sabremos, porque antes, a diferencia de ahora, las cosas no se hacían para tener protagonismo. Y, quizás, cuando alguno de ellos vea el movimiento este del anillo, piense: “Pero si eso ya lo hacía yo en los años 50, 60, ó 70”.


El nombre de la vuelta de marras conocida como “Anillo del Vindio” tiene padre y no es otro que Cristino torio, que a imagen y semejanza de otras célebres vueltas pirenaicas que unen refugios, con la premisa de poder salir desde cualquiera de ellos y pudiéndolo hacer en el sentido que se quiera, decidió que si el tema funcionaba en terreno pirenaico habría de hacerlo también en el parque nacional más grande de Europa. Así que, ni corto ni perezoso, se lo propuso al reconocido ultra fondista leones  Salvador Calvo para que lo realizara, bautizándolo como Anillo, por lo circular de su trazado, dándole el apellido de Vindio, en honor a los guerreros cántabros que lucharon contra los romanos en su momento, y se refugiaron en el Monte Vindio*

*Los cántabros se replegaron tras la derrota con las legiones romanas hasta el Monte Vindio (al parecer en los Picos de Europa), muy elevado, donde pensaban que "habían de subir las olas del mar antes que las armas de Roma". Los romanos cercaron la sierra y casi todos los allí refugiados murieron en otoño por el hambre del asedio romano y el frío (Vindius en celta significa blanco).


De tal suerte, que la primera persona que lo hizo, del que haya constancia escrita, fue el Sr. Calvo, realizándolo en 21 horas, pero sin completarlo en una jornada por algún problema ajeno que le obligó a hacer noche.

El primer fin de semana de junio de 2011, el bueno de Salvador lo intentaría de nuevo junto al atleta cántabro Pablo Criado, empleando en esta ocasión 29h45’ en completarlo del tirón.


Ficha técnica: ANILLO DEL VINDIO.

¿Dónde? En el Parque nacional de los Picos de Europa. El parque nacional más grande del viejo continente. Perteneciente a las Comunidades autónomas del Principado de Asturias, Cantabria y Castilla y León.

¿Cuánta distancia?: 117Kms (algunos más o menos, dependiendo de atajos o rodeos).

¿Por qué? Pues para unir sus 11 refugios en recorrido circular atravesando los tres macizos, El Oriental o de Andara. El Central o de Urrielles, y el Occidental o del Cornión.

¿En que sentido? Después de diversos estudios, consideramos que el más idóneo es el que aquí se refleja, por ser más favorable.

¿Qué me tocará subir?: aprox. 9.000 metros

¿Cuánto tiempo me llevará?: El que recomiende el sentido común y la forma física, bien siendo en formato non stop, o haciéndolo en varias jornadas con pernocta en refugios. Como referencia indicaremos que, en formato non stop, bajar de 30 horas sólo está al alcance de gente acostumbrada a correr por la montaña.

¿Cuándo? Preferentemente en verano.

¿Van a sacar forfaits tipo carros de foc? Están en ello. Los guardas ya están de acuerdo. Han creado una asociación y faltan los siempre farragosos temas burocráticos de permisos y demás parafernalia.


Web oficial anillo de Picos: El anillo de Picos

En facebook: Anillo de Picos


NUESTRO ANILLO: 14 y 15 agosto de 2011.

Tiempo empleado total: 29h44’ (a ritmo vivo. Andando en las subidas. Trotando en los llanos y corriendo en las bajadas)

Tiempo de paradas: 3h51’ (para un variopinto grupo de elite)

Hora salida: 14h12’ PM (domingo 14 agosto)

Hora llegada: 19h56’ PM (lunes 15 de agosto)

Itinerario: Sotres-Ref. Casetón de Andara-Ref. Áliva-Ref. Cabaña Verónica-Ref. Collado Jermoso-Ref. Vegabaño-Ref. Vegahuerta-Ref. Vegarredonda-Ref. Vega de Ario-Ref. Cabrones-Ref. Vega de Urriellu-Ref. Terenosa-Sotres.

El tipo de terreno que nos vamos a encontrar es predominantemente rocoso en los tres macizos, sobre todo en el central donde a partir de la cota 1.700m desaparece la vegetación y sólo existen pequeñas zonas de pasto.

En las zonas altas el relieve se caracteriza por los típicos “jous”, que son depresiones o dolinas en forma de cráter, abundantes en zonas kársticas de caliza. Siendo por tanto el suelo muy abrasivo con largos pedreros y lapiaces donde no es sencillo elegir el modelo idóneo de zapatillas para el reto.

Debido a esa estructura geológica tan característica de Los Picos, no existen muchas fuentes donde abastecerse de agua, siendo (en verano) los puntos donde encontraremos el líquido elemento los siguientes:

Sotres, Vegas de Sotres, Aliva, Refugio de Collado Jermoso, Cordiñanes, Posada de Valdeon, Subida a collado Escobaloso (está indicada la fuente a la izda del camino), Vegahuerta, Fuente las balas en Jou Santo (difícil de localizar), Vegarredonda, Vega de Ario, arroyo en canal de Trea, Jou de Cabrones, Vega de Urriellu, Terenosa.

Otro aspecto importante a tener en cuenta si queremos aprovechar los refugios para avituallarnos es que sus horarios de apertura son de 07:00h AM hasta 22:00h PM.

Bueno como no tenemos complejo de Wikipedia, los que queráis saber más de los Picos de Europa o disponer de información más detallada del dichoso anillo, pues no siendo vagos y a través de cualquier buscador de Internet, podéis encontrar un sinfín de datos, incluso enlaces o links (que parece que queda más chic) a las crónicas que algunos de nosotros (sí, el sexteto este de osados que aún no hemos empezado a contaros apenas nada) tenemos en nuestros respectivos blogs.

Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos. Así podríamos comenzar nuestra aventura de este Anillo del Vindio 2011.

Porque mucha fue la gente invitada al evento, pero finalmente sólo seis valientes (1º.Esteru, 2º Trasgu, 3º Busgosu, 4º Nubeiro, 5º Diablo Cojuelo y 6º Abelurio*) nos presentamos en Arenas de Cabrales poco después del mediodía para poner rumbo a Sotres con la intención de dar el pistoletazo de salida al intento de Anillo lo más cerca posible de las 14:00h.

*Seres mitológicos. Cántabro el 1º, Astures 2º y 3º, Gallegos 4º y 6º, y Castellano el 5º),

Salir a esa hora, aunque pudiera parecer extraño, no lo era tanto. Todo estaba concienzudamente estudiado.

El Esteru, nuestro gurú y guía espiritual, conocedor como pocos de los peculiares y exigentes entresijos de Picos, quería evitar a toda costa que nos tocara cruzar de noche la larga, complicada y perdedora zona de lapiaz entre Cabaña Verónica y los Tiros de Casares, buscando el refugio de Collado Jermoso. Y a fe que lo conseguimos.

Pero vayamos en riguroso orden cronológico.

Subimos a uno de los aparcamientos de Sotres e iniciamos los siempre inciertos preparativos del material, ropa y complementos a llevar para la aventura. Nunca resulta fácil decidir que escoger cuando tienes por delante un reto de más de 30 horas, donde no sabes si la meteorología estará juguetona, si tus fuerzas responderán o Dios sabe cuantos imponderables más.

Al final, incluso el Esteru tuvo que ceder gentilmente al Busgosu una mochila Raidlight endurance que tenía en el maletero de su automóvil, porque el 2º se había presentado con la S-Lab 5 de Salomon, a todas luces insuficiente para el reto que teníamos por delante, por detrás e incluso por derecha e izquierda.

Una vez todos pertrechados y con nuestras mejores galas, bajamos al centro de Sotres con intención de cargar agua en la fuente del pueblo. Y en intento quedó el asunto, porque estaban pavimentando las calles y habían quitado el grifo de la fuente.

Menos mal que un amable lugareño nos facilitó la posibilidad de cargar nuestros bidones y camelbacks en una manguera de su garaje.

Profundamente agradecidos y después de la foto de rigor del grupo, nuestros primeros pasos fueron por la pista encementada que asciende hacía el Collado de Antesoles.

Teníamos las ideas muy claras sobre el ritmo de marcha a llevar, porque el Esteru se había encargado de concienciarnos a todos, no en vano él era de lo más concienzudo. Hacer todas las subidas andando. Trotar en los llanos y correr en las bajadas que así lo permitieran, cuidándonos de acelerar en tramos que pudieran comprometer nuestra mecánica. Así que en esta ocasión, los tradicionales gritos de “Ira y Fuego” dieron paso al más escéptico de “Salga el sol por Antequera y póngase por donde quiera” De cualquier modo, o manera, habría que extremar las precauciones y optimizar los recursos porque al peligro que no se teme, más presto viene. Y teníamos claro que no íbamos de bodas, sino a rodear el mundo y a tener dares y tomares con los gigantes de Picos, que a diferencia de la espantable y jamás imaginada aventura con los molinos de viento del ingenioso hidalgo Don Quijote, en nuestro caso no había tales molinos, y si inmensas moles de piedra caliza que pondrían a prueba nuestra valentía.

El primero de los 11 refugios del Anillo tardo poco en caer de nuestro lado. Una vez superado el Collado, bajamos a enlazar con la pista que arranca en el Jitu de Escarandi, y alcanzamos el refugio del Casetón de Andara (1.725m) en un mírame la mano.

Edificio, el del refugio, que por su aspecto recuerda a una cabaña del far-west americano, aunque su pasado sea producto de la extracción de zinc de las minas de La Providencia.

Este tramo del trazado del anillo hasta el Collado de Valdominguero, quizás sea el más feo de todos cuantos nos encontraríamos durante nuestro periplo hasta regresar de nuevo a Sotres, punto de partida y si todo va bien, punto de final de esta historia. Pero aparte de la ausencia de belleza, no todo iba a ser malo, y lo bueno era que el terreno era bastante corrible, aunque para nosotros sería trotable, por mor de seguir el guión establecido para un eficaz ahorro energético de fuerzas.

Unos pasos de destrepe algo comprometidos en la entrada al canalón de Jidiellu, y a lanzarnos canal abajo surfeando por las pedreras en busca de las Vegas de Sotres o del Toro.

Una vez abajo tuvimos una parada técnica para quitar chinas de las zapatillas, momento en el cual el Trasgu, nos confirmaba que muy a su pesar, se bajaba del tren en esa parada, ya que no se veía con ganas ni fuerzas para continuar.

Después de unos infructuosos intentos por tratar de convencerlo para que nos siguiera acompañando en la aventura, finalmente cogimos caminos distintos y opuestos. Él volvería para Sotres y los 5 restantes, que aparte del Esteru, el Trasgu y el Busgosu, que ya habían aparecido por aquí, éramos el Nubeiro, el Diablo Cojuelo y el Abelurio, enfilamos la pedregosa pista de subida hacia Áliva, a donde llegaríamos un buen rato después, no sin antes coger agua en la fuente de las Vegas del Toro, y con una compañía tan inesperada como pesada, fría y húmeda, que no era otra que una densa niebla.

Parada un poco más larga de lo previsto para tomar unas coca colas y colocarnos los chubasqueros, porque la niebla se ve que se aburría sola y se hizo acompañar por una fina lluvia.

Después de un tramo bastante corredero, afrontamos la subida al refugio de Cabaña Verónica (2.325m), que a lo peculiar de su forma, ya que es una de las cúpulas artilleras del portaaviones norteamericano Palau, despiezada en Santurce y acarreada por mulas en 1961 hasta el lugar donde se encuentra actualmente, entre el Pico Tesorero y Horcados Rojos, se une que es el refugio guardado de mayor altitud de la península.

Tras alcanzar el curioso y original refugio, (el 3º de 11) y más que saludar, contar hasta 10 para no soltarle un improperio al patán del guarda actual, y no aplicarle el refrán de “Al villano, con la vara de avellano” afrontamos el tramo más peliagudo del recorrido hasta los Tiros de Casares, que es una larga zona de lapiaz sobre la que no se intuye camino alguno, si no fuera por los hitos que lo van marcando, y a veces, ni por esas.

Superado el escollo de la zona kárstica sin mayores contratiempos, gracias a la pericia de nuestro guía, vimos ya la siguiente parada en nuestro periplo que no era otra que el refugio de Collado Jermoso (2.050m) el 4º de 11, al cual llegamos con las ultima luces del día que aún nos permitieron contemplar la majestuosidad del paraje, con la imponente cara norte de la Torre del Friero como guardián de tanta belleza. Posiblemente uno de los rincones más bonitos y espectaculares de todos los Picos.

No había mucho tiempo que perder, pues aún quedaba mucho camino por recorrer, así que tras una rápida reposición de líquidos y sólidos, y una amena charla con el amable, esta vez sí, personal del refugio, nos lanzamos sendero abajo por el acrobático camino del Argayo Congosto, donde algún destrepe que otro pondría a prueba nuestra pericia.

En esta bajada de Collado Jermoso a las Vegas de Asotín, hay que prestar especial atención en no bajar recto por la canal, ya que nos podemos encontrar con algún destrepe comprometido. El camino está marcado con algún que otro hito, que nos lleva ligeramente a la izquierda dirección oeste hacia las Traviesas de Congosto, donde sin mayores dificultades alcanzaremos las majadas. Este tramo de bajada no es recomendable realizarlo con niebla, sobre todo si no se conoce. En caso de niebla, lo mejor es preguntar en el refugio la opción de llegar a Asotin por las Colladinas, Collado de la Padierna y la Vega de Liordes. Recorrido más largo, pero mucho más seguro.

Una vez en las vegas de Asotin, ya de noche cerrada, y con la compañía inseparable de la niebla, salimos de la sartén para caer en las brasas, que diría aquel, ya que la lluvia paso de moderada a intensa y nos mantuvo entretenidos mientras atravesábamos el hayedo. Al salir del, suponemos precioso bosque, el camino giraba ligeramente a la izquierda flanqueando una larga crestería con unos terribles precipicios que caían hacia nuestra derecha hacía el Cares, que afortunadamente, al contrario que el bosque de hayas, nos pareció bien no ver.

El camino, conocido como la Rienda de Asotin, está tallado en la roca y tras unos cuantos zigzags desciende vertiginoso a Cordiñanes.

En ese momento, nos esperaba un tramo de asfalto en ligera subida que en aproximadamente 6Kms nos llevaría a Posada de Valdeón, lugar en el que aparecíamos sobre las 23:00h, bastante antes de lo esperado.

Dimos con nuestros huesos en el único bar que vimos abierto, o al menos en el que más bullicio había. Y la algarabía general, no era precisamente por nuestra llegada, sino porque un partido de futbol se televisaba. Todo un Madrid-Barça, ida de la supercopa. El personal del chigre nos miraba como si hubiéramos salido de la nada en mitad de la noche. Bueno, estaban en lo cierto, ¿no?

Unos bocadillos, coca colas, algo de bebida caliente, y un gol de Messi después, y nos encontrábamos fuera del garito despidiendo al amigo Diablo Cojuelo, que se quedaba allí para retornar con su familia que le aguardaba en Soto de Valdeón.

Con la nostalgia propia del momento, por pasar de quinteto a cuarteto, y también con el cansancio a cuestas, no quedaba otra que seguir en busca del siguiente refugio, que no era otro, que el de Vegabaño.

Además, ahora si que afrontábamos este tramo completamente de noche, metidos entre la niebla, con lo que la orientación iba a jugar un papel trascendental en las posibilidades de éxito de nuestra travesía.

Abandonamos la civilización por pista forestal ascendente, dejando atrás las últimas casas del barrio de Caldevilla y nos introdujimos en la más profunda y tenebrosa de las oscuridades, formando una procesión espectral de almas en pena vagando durante la noche, que para diferenciarnos de la Santa Compaña, en lugar de túnicas blancas, llevábamos ropa técnica de Raidlight y Salomón, en vez de pies descalzos, zapatillas de trail running, y por velas de cera, portábamos frontales de led lenser.

Para mayor tranquilidad de los presentes, no diose la fatal circunstancia de que oyésemos aquello de “Andad de día que la noche es mía” frase que según la leyenda la procesión de muertos repite para espantar a los vivos. Y si que llegó a nuestros oídos, en medio del silencio de la noche, el inconfundible sonido del agua fluyendo, ruidito del agua que corre. Agua que no se detiene nunca y no avanza sin rellenar antes todos los huecos. Incluso, como en nuestro caso, el vacío de nuestros botellines y camelbacks.

Eso sucedió unos metros antes de que abandonáramos la pista por la que discurríamos, y que continuaba su camino hacía la Vega de Llos. El nuestro seguiría adentrándonos en un espeso bosque en busca del Collado de Escobaloso primero y el refugio de Vegabaño después.

Hasta el Collado el camino es más o menos evidente, pero una vez que se desciende hacia la otra vertiente este se hace difícil de seguir porque se difumina al empezar a aparecer praderías y los caminos abiertos por el ganado no ayudan a saber cual es el camino correcto, sobre todo si se hace de noche y con niebla. Afortunadamente el amigo Esteru se conoce estos andurriales como la palma de su mano, y aparecimos en el refugio de Vegabaño (1.320m), el 5º de 11, ante el asombro del resto del grupo.

Una corta parada para cambiar alguna prenda de ropa, comer algo, revisar las pilas de las frontales y medir un poco las fuerzas del grupo, antes de continuar la procesión. Justo hasta llegar a ese cambio de ropa y reposición de energías, el amigo Abelurio tenía previsto poner el punto final a su aventura, porque se encontraba hambriento, fatigado y aterido de frío. Se ve que la posibilidad de retirada la planeaba el diablo, porque fue parar, abrigarse y comer, y verse de nuevo con fuerzas y energías para continuar.

Si bajar desde Escobaloso a Vegabaño en mitad de la noche y de la niebla era complicado, encontrar el camino hacia Vegahuerta lo fue aún más. El camino sale detrás del refugio siguiendo un arroyo, se interna en el bosque atravesando horizontalmente las laderas del Pico Jario, cruza el rio Dobra y se adentra en otro bosque aún más denso que el primero, siendo el camino imperceptible por la hojarasca que suele cubrir el suelo. El “Roblon de Cuesta Fría” un ejemplar de roble que destaca por su grueso tronco, es la mejor de las referencias para saber que estamos en el camino correcto. Una vez en el y ganando altura poco a poco salimos del bosque para llegar al Collado del Frade. Desde aquí por buen sendero de montaña se asciende en zigzag hasta el Canal del Perro, que siguiéndola hacia arriba nos llevaría al Collado del Burro, desde donde el camino hasta Vegahuerta es un continuo y suave sube y baja indicado con hitos de piedra, e incluso con marcas de PR.

En aquellas que alcanzamos el refugio de Vega Huerta (2.000m), siendo altas horas de la madrugada, yendo con un buen colchón de tiempo en la previsión de acabar el anillo en las 30 horas previstas, y viendo el cansancio generalizado, decidimos poner en práctica la técnica del sueño controlado. No sin antes, al entrar en el refugio, dar un buen susto a sus tres ocupantes. Ya dentro, comimos, bebimos, nos abrigamos, y de los 10’ previstos de cabezadita, se nos fueron a 45’. Bueno, más pereza que el dormir, fue la de prepararse para salir.

Por suerte, la niebla pareció darnos un respiro, e incluso la temperatura se podría calibrar de templada, para lo que veníamos sufriendo en el resto del trayecto nocturno.

Superamos la Forcadona, aún sin romper el día y bajamos hacía las Barrastrosas atravesando un par de neveros, que nos obligaron a emplearnos a fondo afianzando la pisada para no tener un resbalón que diese con nuestros huesos unos cientos de metros más abajo.

Jou Santo, todavía con la oscuridad por compañía, y enfilamos el marcado descenso hasta Vegarredonda, lugar al que llegaríamos ya con las primeras luces de día, justo a las 07:00 AM.

Entramos en el refugio de Vegarredonda (1.410m) y como lo acababan de abrir, nos pedimos un desayuno para los 4.

Justo cuando estábamos dando cuenta del pan con mantequilla y mermelada, galletas, zumos de frutas y bebidas calientes, cafés, tes o cola caos, según el caso, el amigo Busgosu, nos comentó que su rodilla se había hinchado y que pensaba que lo mejor era que se quedara en el refugio y diera por finalizado su anillo, en previsión de daños mayores.

Con similar tristeza a la sufrida por la baja de Trasgu en las Vegas del Toro y la de Diablo Cojuelo en Posada de Valdeón, despedíamos al amigo Busgosu, que se quedaba en el refugio a descansar y cuidar su maltrecha rodilla.

El trío restante, una vez habiendo almorzado, pensamos por un momento en dejar el anillo para otro intento, pero siendo “hombres de cojón prieto y no temiendo aprieto”, pensamos que “Más valía un gusto que cien panderos”, así que hicimos lo que debimos, que fue seguir en busca de Vega de Ario, nuestro próximo destino.

El sendero de bajada de Vegarredonda hasta el aparcamiento de Pan del Carmen, es cómodo y corredero, pero a estas alturas ya todo empezaba a incomodar. Todo menos encontrarnos con unos buenos amigos de Avilés que venían a nuestro encuentro. Siempre es agradable ver gente conocida y si te dan ánimos para continuar, aún más.

El tramo hasta Vega de de Ario se hizo largo y pesado. Apenas corrimos y andando el tiempo volaba y la distancia parecía que en lugar de acortarse se agrandaba. Pero no desfallecíamos y todo acabó llegando, incluso estando las fuerzas mermadas. El siguiente refugio no iba a ser una excepción.

Refugio de Vega de Ario (1.630m) regentado por una simpática pareja, que hacen un pan integral que esta de rechupete, y del que por el trato que se recibe cuesta salir, pero ya quedaba muy poco para cerrar el círculo y después del pan y unas coca colas, nos tocaba enfrentarnos a la siguiente dificultad de la jornada, la Canal de Trea, que también es conocida como garganta divina por su belleza, aunque nosotros estábamos más centrados en mirar donde pisábamos para no tropezar, que en admirar su dimensión y espectacularidad. 1.200 m de desnivel negativo después, y nuestros maltrechos cuerpos estaban siendo objeto de las miradas curiosas de los senderistas que poblaban la ruta del Cares.

Salpicado entre tanto senderista apareció un espigado trail runner con una curiosa combinación de zapatillas S-Lab 3 en los pies y mochila Decathlon en la espalda, que resulto ser amigo de el Esteru, y nos acompañaría en la parte final del trazado del Anillo, que era completar los refugios de Cabrones, Vega de Urriello y Terenosa.

Por una mera cuestión de optimizar tiempo, que no esfuerzos, atacamos el refugio de Cabrones desde Pando Culiembro y la interminable y vertical canal de Piedra Bellida. Luego vendría la cuesta del Trave, en la subida clásica desde Amuesa, y por fin el Jou de Cabrones con su refugio homónimo (2.034m)

Allí, en Cabrones, cayeron las enésimas coca colas del Anillo y también la admiración de un grupo de montañeros, especialmente de una señora, que nos tomaron por cuerpos de elite del estado o vaya usted a saber. Mas si cabe, cuando les dijimos, que el amigo Nubeiro era un consumado himalayista, teniendo 7 ocho miles en su haber. Tanto fue así, que acabaron sacándose una foto con nosotros.

Bueno, lo de sentirse importantes por un momento estuvo bien, pero había que continuar si queríamos cerrar el anillo en las 30 horas previstas inicialmente, porque si habíamos llegado a Vegarredonda con un colchón de tiempo importante, en esos momentos la cosa iba a andar muy justa para no irnos por encima de esa previsión.

El tramo de Cabrones a Vega de Urriellu no tiene ninguna dificultad técnica, física ni de orientación, al menos de día y sin niebla, al tratarse de un sendero bastante transitado y repleto de hitos de piedra, que hacen que resulte difícil extraviarse. Además una vez en la brecha de los cazadores, el Pico Urriellu, majestuoso, se levanta imponente delante de las narices que por allí asomen, como lo hicieron las nuestras aquel 15 de agosto.

Una vez en el refugio de Vega de Urriellu (1.953m) no hubo tiempo de refrigerios ni para enjabonarse la espalda, solo una breve conversación con los del refugio, y al galope tendido para abajo por el sendero que nos conduciría al último refugio del anillo, La Terenosa. Luego vendría el Collado de Pandebano y finalmente al punto de partida de esta aventura, Sotres.

Alcanzamos el refugio de la Terenosa (1.315m) ya con el cronómetro amenazando con irse por encima de las 30 horas, con lo cual parada de foto y nada más. Collado de Pandebano y luego pista, con algún atajo, hasta la curvona de Sotres, para remontar por carretera asfaltada la distancia que nos separaba del pueblo más alto de Asturias con sus 1.050m sobre el nivel del mar, al cual llegaríamos 29h44’ después de nuestra salida el día anterior, completando en palabras del amigo Esteru:

“un recorrido muy montañero, más que un circuito muy corredor. Se trata de un desafío y de todos los circuitos de este tipo que hay por España, es sin duda el más técnico y comprometido, al enlazar zonas de valles bastante correderas con lapiaces y terrenos caóticos, donde es difícil correr y en condiciones desfavorables, incluso orientarse. Es un recorrido que va un poco más allá de lo meramente deportivo. Un mal calculo de las fuerzas o de las estimaciones y os llevará fácilmente al abandono. Por lo que no penséis que podréis terminarlo si las fuerzas flaquean. Estamos ante una gran y salvaje aventura, a poca distancia del día a día.”

Prueba realizada en tiempo estival por especialistas. No lo intente si no está familiarizad@ con los recorridos de alta montaña, y mucho menos si no conoce el entorno de los Picos de Europa, que nada tiene que ver con el de otros macizos montañosos de la península. El terreno de Picos es complejo, en el que no resulta fácil orientarse. Las depresiones se suceden en las zonas altas, mientras que los flancos de los tres macizos los forman largas y escarpadas canales y cañones, en muchos casos difíciles de transitar. Existen por tanto infinidad de pasos delicados y expuestos que requieren de una cierta soltura en la montaña. Es una zona propensa a la formación de repentinas tormentas y nieblas frecuentes, que pueden poner en peligro la integridad física de quienes transiten por ella, por lo que es recomendable descartar cualquier actividad en las zonas altas con tiempo inestable. Asimismo es peligroso descender por cualquiera de las muchas canales que caen al Cares si no se conocen bien, debido a su verticalidad y a la perdida de los caminos que antes las recorrían, que debido al poco transito en algunas de ellas, han desaparecido dando lugar a fuertes pendientes de hierba*.


El anillo en los medios:

Jorge Rivero y Piloña Deporte: Piloña deporte El anillo del Vindio
David Pacheco: Correr sin sentido "Ruta del cares y parte del anillo del Vindio"

Corredor de montaña: Jorge Rivero para Corredor de montaña.com

*Algunas frases de este párrafo son adaptaciones sacadas del libro de Miguel ángel Adrados: PICOS DE EUROPA. Ascensiones a las cumbres principales y 20 travesías selectas.

San Sebastian de los Reyes. Octubre de 2011.


Editado julio 2012:
Especialistas: En orden de aparición

Roberto Montes Marcos
David Pacheco Casado
Jesús Martínez Novas
Jorge Rivero Hernández
Pablo Criado Toca
Chelis Valle Gallego.











5 comentarios:

  1. Estupenda crónica... ¡Como la he disfrutado!

    Saludos

    Fer.

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  2. ERES UN AUTÉNTICO CABRONAZO!!!!!!.

    EN ESTA OCASIÓN HAS VUELTO A SALIRTE DEL MAPA, JEJEJE....

    ESPECTACULAR LA "NUEVA" VERSIÓN DE LA AVENTURA DE LOS TARAOS!!!.

    A ver si en esta ocasión puedo acabarla en condiciones, jejeje.

    Cuídate.

    Saludos.

    DavidP

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  3. Muchas gracias Fernando!
    Realmente como se disfruta el Anillo, es haciéndolo, pero leyendo alguna crónica se puede ir abriendo boca.
    Espero tu anillo y tú crónica, que seguro no tiene desperdicio.
    Un abrazo y gracias por dejar tu comentario.

    David, jejejeje
    Como miembro fundador del club de los taraos, contamos contigo para una nueva aventura en Picos.
    Un abrazo y nos vemos un día de estos, bandolero.
    Gracias majo!

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  4. Magnífico relato y sobre todo muy inspirador. Gracias por la crónica y esperando la próxima. Saludos desde las islitas

    Fabio

    P.D.- Qué envidia.

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  5. Creo que Miguel Ángel Adrados no estaba pensando en gente corriendo como cabras en playeros por los jous de nuestros queridos Picus. Aya vosotros y el cronómetro, pero creo que nos estamos llevando nuestras neurosis hasta las cimas mas bellas de nuestro país...

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