viernes, 21 de junio de 2024

Travesera Integral de Picos de Europa 2024. Vigésima edición.

"A usted que sabe todo sobre el tiempo y otras desgracias de la contemporaneidad no le entiendo A mí todavía me interpela la simple ingeniería de un día" 

( José Anjos)

 

15 años después de aquel junio de 2009 de nuestra primera participación en la Travesera Integral de Picos de Europa, allí estábamos de nuevo - de esta guisa de la primera imagen, en compañía del gran Roberto Montes Marcos - en la salida de El Repelao, en la vigésima edición de esta legendaria prueba montañero-deportiva sin parangón.

 

Atrás habían quedado unas pocas luces y otras muchas sombras de anteriores participaciones, con 5 ediciones terminadas y 6 donde nos habíamos quedado por el camino.

Sobre el párrafo anterior indicar que esta prueba es tan especial y atípica, que,  a nuestro criterio, nadie es una mierda pinchada en un palo si no logra completar íntegramente el recorrido (cada uno sabrá sus motivos para no haberlo hecho) como tampoco nadie debiera ser considerado un súper héroe/heroína por haber cruzado la meta.

Cada cual, con sus circunstancias. 

Aunque cuidado con los giros de guión forzados y con el síndrome finisher que "Demasiado al este es oeste", que dirían los ingleses.  

En fin, las ramas siempre van a estar ahí arriba y uno puede irse por ellas sin despeinarse.

Intentaré hacer una especie de crónica lo más aséptica posible de mi deambular por los tres macizos de Picos de Europa.

Siempre lo peor cuando uno se enfrenta a un tinglado de este tipo son los preparativos, la recogida de dorsales y sobre todo, la espera hasta que llega el momento de la salida. En el caso de la Travesera, las 02:00 AM.

Pero bueno, todo llega y el arranque de la prueba también lo hizo.

Agradecimiento infinito a Mariajo y a Rober que me acogieron como a uno más de los suyos, invitándome a cenar en Cangas de Onis y acercándome a la salida, donde pudimos echar una tumbadita en su coche; situación que nunca se sabe si es mejor o peor, porque el riesgo de empanada es considerable.

Salimos por ese pequeño infierno que son los 1500m de asfalto hasta llegar a la santina, donde tienes que correr aunque no te apetezca un pimiento porque todo el mundo lo hace y hay mucha gente que te está viendo y aplaudiendo. 

Pequeños embotellamientos en las primeras eses del sendero zigzageante que se interna en el bosque en busca de las Vegas de Orandi, donde hay mucha camaradería, bromas y risas, aunque también algún iluminado que quiere colarse por donde no cabe.

Barrizal de consideración en Orandi y tras mucho batallar sin correr con el terreno, llegamos en algo menos de 2h hasta el primer avituallamiento de Vega de Enol, donde no paramos.

El segundo infierno de esta prueba, son los kms de pista hasta Pan de Carmen, que conseguimos trotarlos de manera cochina.

Ahora empieza realmente el terreno de Picos, la ascensión a Vegarredonda.

El cruce de este primer macizo, el occidental, se hace llevadero porque el desnivel no es infinito ni continuado, coronado el collado de La Fragua y pasadas Barrastrosas hay subes y bajas que dan mucha vidilla, sobre todo cuando nos llevamos el premio de ver romper el día.

Llega el ansiado boquete y la primera dificultad técnica de la jornada, que es la larguisisma bajada a Caín por Mesones.

A nosotros, grandes y consumados especialistas en descensos (quizás suene pretencioso, pero así es), nos supone más bendición que castigo y en un mírame la mano nos plantamos en Cain.

En nuestro planteamiento inicial de carrera, estaba prevista la posible retirada en este punto; pero sorprendentemente nos encontrábamos muy bien y decidimos seguir.

Afrontamos el descomunal canalón de Dobresengos (el más largo de Europa) con la misma filosofía de la subida a Enol y al Jou Santu.......es decir, caminando a un ritmo constante pero conservador. Aquí, a medida que subíamos nos iban adelantando unos/as y otros/as, más ligeros/as ellos/as, pero nosotros estábamos en otra dinámica intentando mantener la compostura. 

Este año decidimos no llevar bastones plegables de fibra de carbono y los sustituimos por un palo de madera de pino. Más concretamente, el mango de un rastrillo de unos 12-14mm de diámetro. Lo cortamos a una altura de 140cms para poder apoyar la mano en su parte superior. En un punto de la subida a Dobresengos un paisano que estaba de voluntario, con una vara de avellano de 4/5 partes de su altura,  al vernos con el palo nos dijo: " Dejástelu cortu! Tenias que haberlu dejado a la altura de tú nariz!" Agradeciendo el consejo, seguimos hacia arriba.

Se hacía raro no pisar prácticamente nieve en todo lo que habíamos recorrido, cosa que si hicimos una vez coronada la Horcada de Cain en un pequeño nevero aislado.

Llegamos a Vega de Urriellu, segundo punto de posible retirada y tras comer y beber......decidimos seguir al menos hasta las Vegas de Sotres.

Subimos la Canal de la Celada y antes de llegar a los pies de la cara sur del mismísimo Urriellu, nos encontramos con el mismísimo, valga la redundancia,  Tito Parra. Nuestro geiperman particular estaba grabando parte de la prueba y este año, aunque estaba preparado para bajar de 11h en Travesera, se lo estaba tomando en plan sabático, por quítame allá unas secuelas del Tor de Geants del pasado año.

Coronamos Collada Bonita, donde estaba sonando la gaita de un gaiteru y afrontamos la infame (sin nieve) bajada por Moñetas. 

En este punto nuestros cuádriceps estaban ya cuadriculados y no pudimos bajar corriendo, como era nuestra intención.

Mucho ambiente en las Vegas de Sotres/Vegas del Toro, como cada año. Había mucha comida en el avituallamiento, entre otras cosas sandwiches de queso y salchichón. Nos apetecía algo salado y no comemos carne, así que preguntamos a una voluntaria si podíamos coger uno y quitarle el salchichón. Nos dijo que no, que nos preparaba uno sólo de queso.

Lo mejor de esta prueba, al margen del entorno y los paisajes, son los voluntarios/as. Se vuelcan con los participantes. Nos tratan como a héroes/heroínas. Quizás no merezcamos tanta consideración, pero se agradecen mucho el trato, el cariño y la atención recibidas.

Llegados a este punto, y viendo como estaban las patitas,  la lógica indicaba que no tendría mucho sentido afrontar la canal de Jidiellu; ya no por la propia canal en si misma, sino por los 9kms correderos desde el Collaú Valdominguero hasta el Jitu de Escarandi y los que restaban desde allí hasta la meta de Arenas de Cabrales, también de darle a la zapatilla,  salvo por 400m de desnivel positivo, el resto "to pa bajo".......pero como el cuerpo humano es una incógnita, en contra de todo pronóstico, afrontamos la canal.

Antes tuvimos que parar a evacuar aguas mayores, porque nos dio un apretón de esos que o paras o te lo haces encima. Fue una situación cuando menos curiosa, porque nos agachamos a liberar el intestino grueso en la misma pista de la curvona de Sotres a las Vegas del Toro, detrás de un muro de piedra de apenas 1 metro de altura con un trasiego considerable de gente del otro lado del muro.

Pasado el momento escatológico, comenzamos a subir Jidiellu con una cadencia y ritmo muy bajos porque las piernas no estaban para muchos trotes.

Nos costó Dios y ayuda remontar la famosa y vertical canal, teniendo que parar a sentarnos dos o tres veces. Antes de la parte final más pindia estaba el paisano de cada año con latas de coca-cola y unos ánimos descomunales, que nos dieron la vida.

En esa parte final un trío de guajes muy simpáticos nos ayudaron a subir con su animada conversación.

Coronada la canal, y ya en el Collaú de Valdominguero, les recriminamos a los voluntarios que estaban allí que estaba muy feo eso de alejar en distancia y subir en altura el Collaú, respecto a otros años. Cagüen!

Y ahora qué? Zona de correr en las Traviesas del Grajal y las Minas de Mazarrosa y nosotros sin poder hacerlo. Pues nada, a trotar y a caminar a intervalos irregulares.

Así hasta llegar al casetón de Andara, donde la interminable pista hasta el Jitu -nuestro tercer infierno de la prueba -   nos esperaba amenazante.

Aquí decidimos correr a pesar del dolor muscular. Trote ligero continuado hasta el Jitu. Era la única manera de  que no nos comieran los lobos del tiempo.

Llegados al Jitu, donde estaban Natalia esperando a Alberto, Mariajo y su hermana, no quedaba otra que tirarse a la sierra de Portudera en busca de la meta de Arenas de Cabrales.

También estaba nuestro admirado Roberto Montes Marcos, que había tenido que retirarse por problemas estomacales en la Vega de Urriellu y su sobrin y entrenador, Rober.

14'7 kms a meta, que se hacen largos, muy largos. La primera parte es una larga bajada por senderos de hierba y tierra muy cómodos para correr, que sorprendentemente corrimos. Luego viene una primera subida larga, un pequeño descanso, una segunda subida y después una zona de pequeñas subidas y bajadas, hasta llegar al inicio de la calzada romana del Caorú, donde estaba el gran Valentín Pedregal de voluntario, al que pudimos dar un fuerte abrazo.

5 pedregosos kilómetros de incomoda bajada hasta el asfalto y luego algo más de mil metros por las calles de Arenas hasta la meta.

Después de la nada despreciable cantidad de 17'01 horas del ala, nos dimos un abrazo con Roberto y con Tito Parra en la ansiada meta.

Ta fecha! Empate técnico. 6 Traveseras fechas de 12 intentadas.

Nada comparable con el paisano que ha completado las 20 ediciones, pero cada uno con su carga.

Un verdadero placer volver a ver a grandes referentes de esta prueba, como Calleja. No los nombro a los demás, porque seguro que me olvido de alguno.

A nadie le interesará, pero este es el material que llevé en carrera:

Mochila Evadict 12 litros de Decathlon.

Zapatillas Brooks Catamount 2.

Calcetines Kiprun 900 de Decathlon.

Pantalón corto Skin con malla integrada 

Camiseta interior de tirantes Mavic (ciclismo)

Camiseta interior de manga corta Airmatic de 100% (enduro)

Palo de madera de pino (de un rastrillo de jardín)

Buff de bandoleros de Guadarrama y buff de Ranning

Gorra de Hanukei


  

Sinceramente no entraba en mis planes acabar Travesera. Tal es así, que me había llevado la bici eléctrica de enduro para hacer una ruta potente el domingo, convencido de que mi recorrido en esta edición sería efímero; pero todo lo planificado se fue al traste. No voy a decir que esté descontento por ello, pero tampoco lo hubiera estado si las cosas hubieran salido como había previsto.

Por circunstancias que no vienen al caso, llevaba más de tres meses sin poder correr. Muchos noes le había tenido que decir a mi buen amigo Adrián todas las veces que me proponía salir a trotar en sus días de descanso.

Puedo decir que no he corrido para preparar Travesera, porque es cierto y verdad; pero no que no haya entrenado. He hecho mucho desnivel con las bicicletas de montaña, tanto con la muscular, como con la eléctrica. Muchos pateos, muchos porteos, muchas cumbres, con muy poco pedaleo. Así que a nivel cardiovascular estaba más fino que nunca. Obviamente a nivel muscular, no tenía las patitas para correr. Y en esta carrera, se corre y mucho.

Pero bueno, hay que adaptarse a las circunstancias de cada momento.

En cualquier otra carrera no hubiera tomado la salida, pero en Travesera salir ya es un premio mayúsculo. Cruzar un macizo, la pera limonera. Y todo lo que venga a mayores, es una bendición.

Se ha montado un ligero revuelo en mi entorno de Madrid por este inesperado desenlace. Nadie daba un euro (yo el primero) porque la historieta hubiera tenido un final así; pero así son las cosas, unas veces moradas y otras rosas.

Estoy más contento por esta buena gente que se ha alegrado y me lo ha hecho saber, con mensajes o llamadas, que por mi mismo. Gracias chicos por quererme, a mi pesar.

Pondré unas velas al santoral para que pueda volver en 2025 a intentar buscar el tiempo que mi esfuerzo merezca.

Muchos parabienes a todos/as los que tuvieron la suerte de tomar la salida en el Repelao, independientemente de hasta donde llegaron después.

Buenas noches y saludos cordiales!