martes, 8 de abril de 2014

la vida en familia es la mayor de las aventuras

La aventura suprema es nacer. Nos encontramos de repente en una trampa espléndida y estremecedora. Ahí vemos de verdad algo que jamás habíamos soñado antes. Nuestro padre y nuestra madre están al acecho, esperándonos,  y saltan sobre nosotros como si fueran bandoleros detrás de un matorral. Nuestro tío es una sorpresa. Nuestra tía es como un relámpago en el cielo azul. Al entrar en la familia por el nacimiento entramos, de verdad, en un mundo incalculable,  en un mundo que tiene sus leyes propias y extrañas, en un mundo que podría muy bien continuar su curso sin nosotros,  en un mundo que no hemos fabricado nosotros. En otras palabras, cuando entramos en la familia entramos en un cuento de hadas.
(Herejes, 1905)


















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