miércoles, 11 de junio de 2014

Quisiera poner el hombro y pongo palabras, que casi siempre acaban en nada.......




"Nuestras almas, como tú bien sabes y como aquí me han enseñado, siempre están en continuo movimiento y no pueden parar sino en Dios, como en su centro. En esta vida los deseos son infinitos y unos se encadenan de otros y se eslabonan y van formando una cadena que tal vez llega al cielo y tal se sume en el infierno" (Los trabajos de Persiles y Sigismunda-Miguel de Cervantes Saavedra)

3ª y última etapa: Yeste – Riopar (49´5 Km. / 2.460 m+)

Pues hete allí que entre unas cosas y otras llegamos al final de este cuento de  la Quixote Legend 2014 con todo el pescado vendido en lo referente a nuestra participación propiamente dicha.
Después del fiasco de la parte final de la primera etapa y el calamitoso desastre de la segunda, y a pesar de que el bueno de Darío Dorta trató de recuperar nuestros maltrechos (y desentrenados) gemelos con un masaje, y en vistas de que el día había amanecido con  tintes amenazantes de lluvia, optamos por coger el camino de enmedio.  Ese que no suele llevar a ninguna parte. Pero que a nosotros, gracias a la gentileza, generosidad y amabilidad de Rubén Porcar, (asistente de lujo de Juanan Ruiz y Lucas Boix) la hicimos en su "motorhome", que nos fue llevando prácticamente por todos los sitios donde podía verse el paso de los corredores y eran accesibles con vehículo a motor. (otra vez volvimos a sentirnos como los caballeros que dicen Ni)
Allí nos íbamos juntando unos cuantos seres humanos. A saber: Salvador y Nano, asistentes de los rarámuri Silvino y Arnulfo. Una chica, seguidora de Sergio. También Irurozki, su simpática mujer e hija. Un chico cántabro de gafas, asistente de Toñin Suarez. Y el chico de las patillas, novio de Xari Adrián.
Seguro que nos dejamos a alguien sin mencionar;  pero como no leerá esto, debiera darle igual.
La carrera se fue desarrollando con la normalidad propia e intrínseca de ella misma. Es decir: los trailrunners que se jugaban algo, aligeraban el paso, unos con más alegría y soltura que otros. Los corredores que no les iba otra historia en el día que disfrutar y terminar, para adquirir su condición de leyenda, caminaban o corrían más despreocupadamente. Y los que estábamos de miranda y observanda, pues chascarrilleando, animando y foteando al personal.
Como afortunadamente no tenemos complejo de agencia EFE ni alma de teletipo, pues aquí con estos comentarios que siguen damos por cerrado el tema en lo deportivo.
El desenlace final en la clasificación masculina individual de la prueba reina tuvo su dosis de suspense y emoción, y si nos apuran, de injusticia.
Tres corredores optaban al premio gordo, y eran por orden clasificatorio de las dos etapas anteriores: El portugués Pedro Marques, el murciano Juanjo Larrocha y el rarámuri Silvino Cubésare. Las diferencias al inicio de la etapa eran de 8' entre Pedro y Juanjo, y de casi 14 del portugués con Silvino.
Silvino salió a por todas y les sacaba 6'30" en el km 20. 12' en el km 38 llegando a meta como virtual vencedor; hasta que hizo su entrada Pedro Marques, que consiguió mantener el primer puesto por unos pírricos 3".
Nuestra primera intención para cerrar esta saga de la Quixote Legend era ir nombrando uno a uno a toda aquella buena gente que siempre aportan algo y merecen por tanto difusión, agradecimiento y reconocimiento, pero como son tantos y para no alargar esto en exceso............no lo vamos a hacer.
Mil gracias a todos por su complicidad, por compartir algún km con nosotros, alguna cena, algún desayuno, alguna comida, alguna charla, alguna ducha, alguna espera.... Mil gracias por sus ánimos, por su comprensión, por su cariño, por su empatía, por su deportividad.......
Nos alegramos tanto como ellos de sus éxitos y lamentamos del mismo modo las desgracias que a algunos les ha tocado padecer.
Esperando volver a verles en cualquier evento de esta índole más pronto que tarde, dense todos por despedidos.
Resulta un tanto embarazoso cerrar esta historia de manera tan precipitada, pero salta a la vista que tras once meses de voluntario parón de correr con dorsal, aparte de las capacidades atléticas hemos perdido paralelamente las habituales condiciones narrativas.
Paz y bien amigos, y no nos lo tengan en cuenta.  





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